Queremos aprovechar este post, como especialistas en el transporte de obras de arte, para repasar una serie de pautas que seguir para embalar cuadros de cara a que no sufran daño alguno en la mudanza. Como puedes imaginar, para este tipo de embalajes hace falta más delicadeza y tiempo.

Lo primero a tener en cuenta es que, hasta el traslado en sí mismo, lo recomendable es que los cuadros permanezcan colgados en la pared ya embalados. De esta forma se evitan accidentes de complicados resultados o que el cuadro llegue a resbalar. No puede quedar de lado la famosa pegatina de “frágil”. Lo más recomendable es elegirla de un color que sea llamativo y que se pueda ver a simple vista para que la persona que manipulará el paquete, en este caso el operario de Mudanzas Yagüe, sepa que ha de tener especial cuidado en su transporte.

A la hora de embalar el cuadro, lo conveniente es ajustar la parte superior con ayuda de un cartón fuerte de cara a evitar que se mueva en el desplazamiento. Lo mejor es ajustar la parte superior del cuadro con goma espuma o plástico de burbujas, para que el cuadro quede seguro al 100%. Otro truquillo que podemos aplicar para reforzar la seguridad de los cuadros en una mudanza es embalarlos a medida, dicho de otra forma, sin dejar huecos que puedan llegar a friccionar o rozar la pintura y en consecuencia estropear el cuadro. También hay que embalar cada cuadro por separado para que el roce no produzca desperfectos ni tampoco fricciones. Dentro de la caja donde se transportan también hemos de procurar que no choquen en los extremos. Para ello sellaremos la caja por todos los costados y bordes y la cerraremos bien. Insistimos en que, cuando las cajas estén bien precintadas, tienen que llevar el distintivo que indique que el contenido es frágil. Existe la posibilidad de usar cajas de madera contrachapada, muy resistentes a los golpes y cambios de temperatura. Se pueden además colocar perfiles de espuma que absorban eventuales golpes y vibraciones que puedan dañar las esquinas de los marcos.